Once Tigres generó su propio sufrimiento en un partido que podría haber resuelto mucho antes. Corrigiendo errores, apareció la garra para quedarnos con la victoria con tres hombres menos y mantener la diferencia por sobre los Rojos.
En el regreso al Coqueto, el público acompañó de manera magnífica al puntero, el domingo último, por la segunda de las revanchas del torneo de la LNF.
El conjunto de Rumi, con algunas variantes importantes en su formación, salió una vez más a jugar con su estilo ante un conjunto sanmartiniano muy joven, con cierta inexperiencia, pero con mucha voluntad de pibes que tienen gran futuro.
Después de algunos minutos parejos, con ida y vuelta, los auriazules comenzaron a tocar en velocidad, con cambios de frente y pelotas profundas de Charly Frisenda para un inspirado Vladimir Ascani, que complicó a toda la defensa visitante.
A los 24, una buena pelota en profundidad, le permitió al Mencho demostrar todo su oficio, ganar, desbordar y tirar el centro atrás para que Vladi la empujara ante una salida en falso de Ormaechea.
La diferencia acentuó la superioridad del Tigre, que tocó con precisión y generó una falta muy cerca del área grande, sobre la derecha del arco “santo”, desde donde Mario Rumi, con clase “riquelmeana”, la colgó del ángulo, poniéndole un sello de calidad a un resultado que se encaminaba para la goleada.
Sin embargo, con algunas situaciones claras para los locales, el primer tiempo se cerraría con el mismo resultado, en tanto que en el segundo tiempo, con el ingreso de “Carreta” González por Ercoreca, y cuando nos aprestábamos a ver una fiesta de Tiki – Tiki, el equipo, increíblemente volvió a dormirse como lamentablemente siempre le viene sucediendo en los complementos.
Las ganas de los chicos de San Martín hicieron que la visita aprovechara el momento de distracción y descontara a los 8 minutos por intermedio de Emiliano Castro, mientras que a los 31 -y después de que el árbitro Jesús Rafael se cansara de cobrar foules inexistentes, demorar el juego innecesariamente y expulsar injustamente a Frisenda y a Andrés Anca, que se excedió con una plancha-, Enzo Bracco puso la igualdad, desatando su bronca por haber sido superado toda la tarde por Ascani.
Recién allí, y con los ánimos bastante caldeados por los inaceptables fallos de un Rafael fuera de toda jerarquía y personalidad, una apilada de Julito San Miguel terminó en falta dentro del área (también con algunas dudas, vale reconocerlo), la sanción de la pena máxima y la seguridad de Vladi para ponernos otra vez arriba, cuando solo quedaban 4 de descuento.
El tiempo le alcanzó al juez para despacharse con otra roja, en este caso para Nacho Bazzetta, dejando al equipo con 3 menos y aguantando una victoria trascendental, cuando se escuchaba por la radio que los Rojos también ganaban sobre la hora.
Pitazo final y festejo en el Coqueto, sabiendo que pese a las bajas para el domingo, frente a Atlético, el equipo tiene un plus importante en su garra y su corazón, al que no obstante, estamos apelando muy innecesariamente, ya que partidos como el del domingo podrían resolverse antes, sin angustias, sin bajas y con goleadas.
Ojalá que como la derrota en Naón, la experiencia sirva para que nos demos cuenta que de los errores también puede aprenderse.
La gente lo entiende, premió con aplausos el tremendo esfuerzo y se prepara para festejar en el clásico más esperado, el domingo, frente a los “Tercos”, y en su cancha…