La frase de cabecera del DT, Omar Santorelli, es por estas horas y a esta altura de las circunstancias, en el transitar de nuestro querido Once Tigres en el Torneo Argentino "C" 2011 el pensamiento que marca el ánimo colectivo del propio cuerpo técnico, los jugadores, la dirigencia, los hinchas de siempre, los nuevos y de todos aquellos que entienden el mensaje de que detrás de estos colores y de este sueño hoy teñido de amarillo y azul, está implícito en realidad un anhelo de una ciudad con neta tradición futbolera; una posibilidad a la que siempre se observó como utópica, hasta que allá por el 2008, un grupo de quijotes comenzó a intentar demostrarse a sí mismo y al resto de los vecinos que era posible.
Ese sueño, esa ilusión, cada vez más cercana, sigue dependiendo de este grupo de hombres, de esta gran familia y de esta querida ciudad, ya que cada uno desde su simple rol de "parte" puede hacer su pequeño gran aporte para que se logre tener un orgullo más que nos identifique como nuevejulienses.
Aquellos que tienen el orgullo de dejar hasta la última gota de transpiración impresa sobre una casaca auriazul, cumpliendo quizás así uno de los sueños de la infancia, cuando se arrimaban tibiamente a "la escuelita" lo saben; lo interpretan cabalmente también quines llegaron desde otras instituciones u otras ciudades, persiguiendo los mismos deseos de gloria, sea bajo del amparo de la bandera que toque en suerte; son concientes de esto quienes diariamente restan tiempo a sus obligaciones particulares y a su familia para brindar la logística y el apoyo necesario que tamaña tarea significa; lo compartimos todos aquellos que sentimos sangre de Tigre corriendo por nuestras venas, los que hemos ido en lejanas tardes y en tiempos magros a un "Coqueto" desierto a ver como otros hombres defendían con el mismo honor y la misma entrega este escudo que lucimos en el pecho y que hoy vemos cubrir de lágrimas nuestras retinas cuando en el horizonte aparecen la figura de una popular o una platea repleta, aplaudiendo a quienes luchan por ese objetivo.
Como dejar entonces que alguien pueda venir a robarnos la ilusión... Imposible de admitir. Prohibido de aceptar.
Nadie más que cada uno de todos los protagonistas de esta historia y de la necesidad de escribirla para siempre en los corazones de los amantes del fútbol de 9 de Julio sabe el sacrificio que se ha hecho desde aquellas tardes de agobiante calor que nos colocaban, expectantes, a un lado u otro de la misma, para asistir a la presentación de un cuerpo técnico y un plantel.
Desde aquella tarde, unos corriendo para llegar a tiempo a cada entrenamiento y luego para rendir, arrastrando su cuerpo por el césped para ganarse un lugar; otros para que no falte un balón bien inflado, una canillera o una botella de agua; algunos para que la tarea se desarrolle con la suficiente seriedad y responsabilidad; los que tienen la responsabilidad de elaborar la estrategia que nos lleve a la gloria y los que dejaron todo para recorrer los kilómetros que sean necesarios para aplaudir donde sea la salida a la cancha de estos muchachos y colgar una bandera, somos parte del mismo equipo y hacen que los que en realidad se presentan como Once Tigres sean muchos, muchísimos más.
Si alguien fue capaz de resignar horas frente a los ojos de su familia o de sus hijos para acompañar a los colores que se llevan en el alma; si alguno fue capaz de privarse de algún gasto para poder viajar; si otros se olvidaron del dolor para seguir corriendo y metiendo en cada pelota; si están quienes no durmieron pensando en lo mejor para el equipo y si otros han hecho lo propio para que nada falte, como dejar entonces que alguien venga a robarnos esa ilusión, ese sueño compartido que debemos ahora, más que nunca, defender con nuestros corazones calientes y nuestras mentes frías para que se convierta en realidad...
La meta está cerca. La gloria lo está también. Redoblemos todos los Tigres nuestro esfuerzo y nuestra apuesta a este proyecto para alcanzar el fin deseado, para ser nada menos que felices, para sentirnos realmente plenos, para saborear las dulces mieles del éxito después de tanto trabajo y esfuerzo.
Habrá quienes conviertan la consecución de ese sueño en historia repetida para sus futuros nietos, otros que tocarán la cúspide de sus carreras, otros que lograrán demostrarse a sí mismo y a los demás que efectivamente era posible y también muchos otros, por qué no todos que sentiremos que nuestros problemas cotidianos; laborales o familiares se disipan y nos llevan a un paraíso de felicidad infinita que solamente el fútbol puede entregar. Que importa para qué, solo hagamos que este, nuestro sueño, se haga realidad, para ahora y para siempre, para que quede grabado en nuestros ojos y en nuestros corazones hasta el último aliento, para que no tengamos que cuestionarnos nunca, nunca, que nos hemos dejado robar la ilusión.
Fuerza Once Tigres, por la gloria....!!!
Pablo Martorell.
martes, 26 de abril de 2011
domingo, 24 de abril de 2011
SIN "LIQUIDAR", LE HIZO PRECIO...
Once Tigres venció por 1 a 0 a Bragado Club en el partido de ida de los Cuartos de Final del Argentino “C” 2011, pese a dominar todo el partido y jugar gran parte del segundo tiempo con dos jugadores más. Sobre el final, el tricolor sufrió la tercera expulsión, pero logró que el Tigre le perdonara la vida.
Once Tigres jugó ayer, sin dudas, el partido más “extraño” que le ha tocado disputar en su tránsito por el Torneo Argentino “C” 2011. Es que el conjunto de Omar Santorelli –quien sufriera una descompensación y debiera ser internado a lo largo de la semana, aunque finalmente estuvo presente ayer-, pese a ser dominador absoluto de las acciones desde los 15 minutos del primer tiempo, no pudo llegar a aprovechar las oportunidades que el trámite y un rival -que pareció jugar sin la concentración y la mente fría un partido de estas características, nada menos que por los Cuartos de Final del Argentino “C”-, le fueron entregando.
Los auriazules tardaron un cuarto de hora en acomodarse en la cancha y desarticular cualquier intento de los visitantes, reduciéndolos a la impotencia y a un nerviosismo que les jugó en contra, sufriendo tres expulsiones que no generaron dudas en la decisión arbitral.
El conjunto nuevejuliense se paró en el terreno de juego al comienzo de las acciones con una línea de cuatro en el fondo, con Dizeo por derecha, Zamprogna y Venditto como centrales y Celin como lateral izquierdo; mientras que en el medio se encolumnaron Ignacio Bossio (quien finalmente se quedó con la titularidad de Tempestti), Ojeda y San Miguel, a quienes se sumó Mariano Delamer alternando posiciones defensivas y creativas en lugar del suspendido Carlos Frisenda.
En tanto, los habituales atacantes, Vladimir Ascani y Daniel Montenegro completaron el once inicial ante un Bragado Club que se mostró punzante y con buen manejo de pelota en los primeros minutos, fundamentalmente por los intentos de Cuello, Orellano y Borbolla, quien estuvo en duda hasta último momento, fue titular y debió ser reemplazado a apenas 22 minutos por Jorge Pérez.
Sin poder contener los avances visitantes, Once Tigres recurrió a las faltas y sobre 7 minutos cedió un tiro libre desde muy cerca del área, que Cuello estrelló luego en el palo derecho de un Facundo Cacho que no podía llegar.
Después de otros intentos más individuales que colectivos de los bragadenses, Delamer fue encontrando su posición en el medio y Ojeda se fue asentando un poco más para ir neutralizando a los volantes creativos, y así Once Tigres fue creciendo hasta encontrar sus primeras chances: un tiro de media distancia de Dizeo y un centro profundo al que no llegaron ni Montenegro ni Bossio.
La defensa visitante comenzó a mostrar debilidades y dudas, fundamentalmente por los laterales donde Peracca y Disario no lograban hacer pie, y esto se acentuó más con la salida de Borbolla por Pérez, con lo que Bragado Club perdió definitivamente en la creación.
A los 23 Daniel Montenegro mostró todo su oficio en el área y ganó una buena pelota, quedando de cara al gol, aunque fue trabado justo cuando iba a disparar en una jugada que el árbitro advirtió como peligrosa y sancionó un tiro libre recto al arco que Ojeda no pudo aprovechar, rematando bajo, muy cerca del palo izquierdo del arquero Ramos.
Ya a esta altura el Tigre dominaba todo pero no tenía la profundidad ni la claridad necesaria como para buscar por los costados y llegar tocando.
Los minutos fueron corriendo con el mismo trámite hasta que a los 40, en una jugada totalmente intrascendente, donde Mariano Delamer defendía una pelota que se perdía en el saque de arco para Once Tigres, fue arteramente derribado desde atrás por Dardo Sosa, que vio la roja directa.
Las cosas se facilitaban para los locales sobre el cierre del primer tiempo, pero el gol no llegaría en la etapa inicial, ya que primero el meta Ramos salvó milagrosamente su arco antes de que cabeceara al gol Dizeo, luego el central Mansilla cubriera con su cuerpo un “fusilamiento” de Zamprogna, que tomó el rebote de un córner ejecutado por Ojeda y finalmente otra vez Dizeo fuera trabado justo al ejecutar al arco tras una buena combinacióin de Montenegro y Ascani.
Con las ideas mas claras y frescas para hacer gravitar su monólogo, el segundo tiempo mostró a un Once Tigres más decidido a buscar la diferencia, que llegó rápidamente a los dos minutos, cuando Dizeo envió un centro preciso desde la derecha que Montenegro definió magistralmente de cabeza, anticipando a sus marcadores.
Once Tigres encontraba su momento y su fútbol y más sencillas aún parecían las cosas luego de que a los 8 minutos Orellano viera también la roja directa luego de aplicarle un codazo a Zamprogna, en otra jugada intrascendente para el arco de Cacho.
Sin embargo, de allí y hasta el final se sucederían algunas oportunidades que no lograron terminar en la red y sumaron ansiedad a las filas tigrenses, haciendo que la claridad vaya desapareciendo.
Mauricio López y Martín Tempestti ingresaron por Bossio y Delamer, respectivamente, ensayaando Santorelli una defensa de 3 para ir a buscar todo arriba.
Ascani, López y Montenegro tuvieron sus oportunidades, pero la esperada segunda conquista no llegó, aún cuando el local quemó las naves e ingresó Néstor Belloso por Zamprogna, pasando Dizeo al fondo y Tempestti a la derecha.
Cuando la historia estaba ya sellada, Bragado Club encontró su tercera expulsión cuando Alé, que había ingresado por Cuello en la segunda parte, bajó de atrás a San Miguel.
Pese al extenso descuento de cinco minutos, Once Tigres no pudo lograr la ventaja que le hubiese dado una tranquilidad mayor de cara a la revancha. De todas maneras, la victoria como local entrega confianza para el próximo domingo, en el Estadio Municipal de Bragado, donde seguramente volverá a la titularidad Carlos Frisenda y además los tricolores sufrirán las tres bajas de las expulsiones.
Será a todo o nada como le gusta al DT y a sus muchachos y a la gente del Tigre. Está al alcance de la mano el pase a semifinales, donde el rival surgirá del choque entre Kimberley de Mar del Plata –que ayer ganó 2 a 1 como visitante- y El Fortín de Olavarría.
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