miércoles, 1 de septiembre de 2010
UNA LINDA NOTA AL MENCHO!!!
La revista "La Ventana", que se edita en la localidad de Facundo Quiroga bajo la dirección de Carlos Grazziolo, incluyó en su reciente edición una muy linda nota con Néstor Belloso, quien sin dudas es un ídolo para esta localidad y uno de los jugadores más queridos en la historia de la institución "violeta".
La compartimos con todos los hinchas del Tigre, tantgo por el aprecio y cariño hacia nuestro goleador, como así sobre las definiciones sobre la actualidad de nuestro Club y SU DESEO DE SER DT!!!
IMPERDIBLE!!!!
Aquí la nota de "La Ventana"
Los tiempos futbolísticos de Néstor Belloso comenzaron allá por 1991, hace casi 19 años, cuando Hugo Ostolaza lo mandó a calentar para ponerlo en primera. Tenía recién 16 años y era apenas un flaco desgarbado que prometía a fuerza de goles en las inferiores y que vivía –igual que hoy- apasionado por la pelota y el fútbol.
-Debuté para Atlético Quiroga el 18 de agosto de 1991; entré por Pablo Berlingieri en cancha de Atlético 9 de Julio; perdimos 1 a 0; el primer gol lo hice contra Agustín Álvarez dos fechas después.
Los recuerdos del fútbol van surgiendo de a poco y se entrecruzan con otras evocaciones, pero estoy casi seguro que la historia comenzó antes de 1991, en el pueblo en el que todavía vive y en su barrio, Barracas Sur, cuna de otros grades futbolistas del pueblo. Néstor era el pibe de los picados barriales que siempre hacía los goles, el que acompañaba a su padre, Ismael, el utilero del Club y el que se colaba en todas las fotos de los equipos como mascota irremplazable. Y con el correr de los años no salió más de esas fotografías, porque él mismo pasó a integrar los planteles violetas.
«Mencho» como muchos lo conocen fue uno de los pocos jugadores quiroguenses que logró llegar al fútbol profesional de AFA (Raúl Graziolo, Abel Varas, Jorge Viñas):
-En noviembre de 1995 accedo a una prueba en All Boys a través de Horacio Piteo que venía a Quiroga por estar relacionado familiarmente con la familia Oquiñena y estaba allegado al club de Floresta. Tuve una prueba de tres semanas y quedé. Y estuve hasta mediados de 1998 en All Boys y hasta agosto del 2000 en Tristán Suárez.
¿Cómo llevabas la cuenta de estos 200 goles?
-Es un caso muy especial Cuando regresé de Buenos Aires (All Boys, Tristán Suárez) para jugar en Quiroga, estaba luego de uno de esos partidos como local, donde después de bañarte porque estás cerca de tu casa, tomaba mate con mi viejo y comentaba el partido. Era una costumbre impuesta. No se porque uno de esos domingos postergué el baño para después de los mates y mi padre tomó un papelito que tenía en un cajón: tenía anotados los goles que iba haciendo. Estaba cerca de los cien. A partir de ese momento empecé yo mismo a encargarme de la estadística.
¿Contaba los de inferiores también?
-No, partidos oficiales de primera división.
‘Mencho’ cuenta todo desde la humildad y desde la emoción que lo cubre cuando recuerda a su padre, su primer y principal hincha, el que mejor alentó y aconsejó sus deseos de superarse como futbolista. Su madre, Noemí, fue quién le marcó la pasión por River, pero fue Ismael el que le inculcó ser constante, trabajar con disciplina, ser paciente y tener confianza en sus propias virtudes para convertirse en el gran goleador que es hoy y que lo ubica entre uno de los principales referentes de Once Tigres no sólo por su efectividad sino por su cualidades humanas en el grupo.
-Cuando volví, Atlético Quiroga había descendido entonces jugué en El Fortín en primera división dos años. En 2000 jugué allí porque la B ya había terminado. En 2001 jugué para Quiroga en el ascenso –no ascendimos- y en el de primera otra vez para El Fortín. En 2002 tampoco ascendimos y pase a Argentina 78 de Carlos Casares en un campeonato nocturno que se jugaba en verano. En 2003 ya ascendimos con Quiroga y ganamos los dos torneos consecutivos, el de la «B» y el de primera división y en el verano jugaba para Argentina 78.
En 2004 pasé a Once Tigres; jugué en 2005 nuevamente en Quiroga y tuve muchas lesiones y sólo jugué tres partidos, me expulsaron con La Niña aquí, me dieron seis fechas, estaba mal…
Estas próximo a cumplir 20 años con el fútbol, el año próximo. A los 35 años, ¿estás pensando en el retiro?
-No. Para nada.
¿Mantenés el mismo entusiasmo del comienzo?
-Si, totalmente. Más estando en un equipo que pelea por algo permanentemente».
¿Con Quiroga cuantas veces te tocó enfrentarte?
-Con Argentina 78 una vez en el torneo de verano en Casares y tres con Once Tigres (en 2006 y las dos de este año).
¿Cómo es enfrentarse con Quiroga y con Gustavo Rodríguez del que sos amigo?
-Es bravísimo; es algo muy especial en ambos casos. Soy fanático del viole y lo seguiré siendo y Once Tigres me dio todo y también soy hincha. Pero cualquier camiseta de las dos que me toqué enfrentar le voy a querer ganar. Siempre.
Con Gustavo nos criamos juntos. En la primera rueda de este año, Gustavo tapó un montón de situaciones, dos de ellas a mí, clarísimas. Cada uno hace lo suyo a fondo.
Tenés el curso de técnico aprobado y tuviste una experiencia breve en Quiroga ¿Te ves volviendo a ejercer el cargo?
-La experiencia de Quiroga fue un pedido para hacerme cargo por ser uno de los más grandes del plantel de ese momento (2005).
De hacerlo me gustaría tener mi cuerpo técnico, cosa que en nuestro fútbol aún no existe; me refiero a todos los equipos en general. Hay mucho hecho a pulmón.
Cambiar ese estado de cosas….
-Exacto. Tener un ayudante de campo, un profe, los colaboradores de utilería; tal vez en un torneo de Liga es mucho pedir pero para un torneo Argentino se puede hacer. Estoy orientado a realizar eso.
¿Te ves cerca del fútbol siempre? No alejándote de él…
-Si, es algo que a uno lo apasiona, lo llevo desde chico.
Cuando llegaste a los 200 goles ¿que sentiste?
-Venía llevando esa estadística y justo en ese momento no me dí cuenta. Lo recordé en el entretiempo de ese partido.
Néstor repasa su presente en Once Tigres y elogia al técnico Miguel Rumi a cargo del equipo en el torneo local:
-Miguel un tipo bárbaro; está muy bien que el técnico sea alguien de las entrañas del club. Lástima que por su trabajo no pueda serlo en el Torneo Argentino porque allí necesitas tiempo completo para dedicarte. Últimamente quienes habían llegado, salvo el caso de ‘Manolo’ Sanz, lo hicieron para hacer su negocio, trayendo sus jugadores y dejando de lado a los locales.
Néstor sorprende cuando apunta que uno de sus sueños sería poder dirigir a los Tigres para el próximo Argentino.
- Soy un ferviente defensor de los jugadores de esta Liga. Los últimos técnicos (se refiere sin nombrarlos a Otermín y Abdeneve) trajeron jugadores que no son más que los que hay aquí.
No hay diferencia entre nuestros jugadores en su calidad y lo de otros lugares; la diferencia está en el profesionalismo que hay que ponerle y eso hay que enseñarlo; en los entrenamientos, en el cuidado personal. El jugador tiene que ser y sentirse profesional.
Así como expone sus deseos de dirigir, pero sin ser parte del plantel dice que no resignaría seguir jugando el torneo local y aunque cree que las dos categorías «A» y «B» ayudan a la competencia cree que hay demasiados equipos.
Confiesa que su corazón «será siempre violeta, aunque reconozco que Once Tigres me dio todo».
¿Sos de analizar los partidos, de ver la táctica, de aprender de otros y sacar conclusiones?
- Veo mucho futbol por TV y creo que se puede trabajar en pelotas paradas, hasta en laterales para sacar ventajas, pero no hay nada que inventar, en el fútbol ya está todo inventado.
La memoria de Néstor Belloso se puebla de imágenes. Imágenes que ya son una parte importante de su historia ¿Y qué es la historia sino recuerdos? Los recuerdos, sean reales o imaginarios, sean soñados o vividos, están ahí, por lo tanto existen. La memoria del fútbol de Quiroga existe en su fútbol y en sus goles. Pero es algo más que la memoria: para Quiroga, Néstor es una figura que afirma nuestra identidad local. Modesta, tal vez, pero una identidad al fin, hecha a fuerza de goles y de ser un compañero querido y un rival respetado por su cualidades personales.
La memoria dice que había un chiquilín que jugaba con pelotas de goma, de cuero y que hacía goles, en la calle, en el campito de su barrio, que después siguió gritando en la cancha grande con la camiseta que lleva en el corazón y que sigue hoy, aunque sea en Once Tigres, sumando goles, tantos que ya fueron doscientos- nada menos- y amenaza con sumar muchos más.
martes, 31 de agosto de 2010
lunes, 30 de agosto de 2010
LES PASAMOS "EL COLECTIVO" POR ARRIBA
Once Tigres demostró garra y corazón para quedarse con el clásico, y en el último minuto, con el gol de Juan Perazzo, nos llevamos la victoria del Ramón N. Poratti, dejando enmudecido al estadio y a los Tercos lejos de la punta.
¿Vale la pena detenerse una vez más en el desarrollo del cotejo?
seguramente que no, simplemente repasar algunos pequeños aspectos, y fundamentalmente centrarnos en todo el contexto que enmarcó la fiesta vivida por nuestra gente en cancha de los primos.
Nuestra gente, familia, colmó el espacio de la parcialidad visitante y demostró estar siempre junto a sus jugadores, premiandolos con un conmovedor aplauso en el inicio del cotejo y con una enloquecida fiesta, como se merecían, al final del cotejo.
çOnce Tigres jugaba mejor, tocaba rápido y esto puso nerviosos a los hombres locales, que golpearon de más ante el permisivo Belossi, pero sin embargo la mayor profundidad la tenía el albirojo.
Con juego vistoso, Once Tigres generó sus chances, como la que tuvo en sus pies Julito San Miguel, cuando fue derribado en el área en un claro penal que todos menos el árbitro vieron.
Atlético también llegó y salvó Alayón en la línea. También hubo polémica en una caída de Maccagnani que Belossi no sancionó, con lo que se fueron los 45 iniciales.
En el complemento, el local comenzó a dominar y tener profundidad, llegando a la apertura del marcador a los 30 minutos, por intermedio del propio Maccagnani.
Pero cuando muchos daban por muerrto al Tigbre y sacaban la calculadora de sus bolsillos, El Mencho, a esa altura en una pierna, picó para recibir el pelotazo de Alayón y decretó la igualdad y el delirio.
Tras el empate, los propios jugadores y la hinchada coincidieron en su pensamiento: "si lo buscamos es nuestro...", y fue, nomás...
Fue Conrado Uerquiza, la peleó, la ganó, estiró para Vladi, hecho el centro, un defensor terco pifió y llegó "El Perro" Perazzo para enmudecer el estadio de un lado y desatar la fiesta del otro.
Locura, delirio, emoción, lágrimas, aplausos, más aplausos, por favor!!!
la fiesta se apoderó de los corazones auriazules y el pitazo final llegó sin sobresaltos para desatar toda la tensión acumulada.
Histórica victoria, gran partido, tremendo triunfo para nuestra casaca ante el rival que más se disfruta, pero mucho más también.
La clara demostración de que con trabajo, perseverancia, esfuerzo, sacrificio y fe siempre se puede, que de 6 abajo podemos estar 6 arriba de "los cucos", que una vez c aída la sábana de los foráneos que lo convertían en un fantasma que metían miedo, demostraron que siguen estando debajo del Tigre y de algunos más también.
Se dejó prácticamente fuera de la lucha al otrora rival invencible, a quien nos aventaja por un solo campeonato (ojala que este sea el de la paridad en títulos) y que está repodrido de vernos amargarlos siempre, como en aquella final por penales, como el agónico empate que nos dió el punto para el campeonato en 2008, como tantas veces...
Párrafo aparte para la boludez de la dirigencia millonaria de no tomar precauciones y dejar que los hinchas llegaran als ector visitante, donde nuestra gente fue agredida con golpes de puño y piedrazos por parte de un grupo de no más de 20 desubicado que siguen sin entender que solo contribuyen a alejar a la gente de los estadios.
Pero a estas cuestiones deberán resolverlas los que tienen la responsabilidad de hacerlo y no borrarse, darle espacio a esta situación sería darles más protagonismo, que es lo que quieren.
Solo se necesita que nadie olvide lo que sucedió y que todos hagan lo que tienen que hacer para que no se repita.
Lo que debe importar aquí es el fútbol y su folklore, como el de todos y cada uno de los afiches, hay que bancarse las derrotas y disfrutar a pleno de las alegrías, como cada hincha de Once Tigres en este gran momento, donde un equipo que tuvo todas en contra logró sobreponerse y está cerca del tricampeonato.
En 15 días, después del TC, la fiesta debe trasladarse al Coqueto, donde ante los Rojos, hay que volver a ganar para cerrar otra vez antes un campeonato que sería por la forma en que se obtiene y por ser el tercero al hilo, simplemente INOLVIDABLE
domingo, 29 de agosto de 2010
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