domingo, 23 de enero de 2011

LE PUSIERON EL CASCABEL AL TIGRE

En la previa, David ante Goliat, y eso lo explicaba todo, aunque hay un detalle fundamental que nunca debe omitirse en estos casos: es fútbol y allí la lógica y los pronósticos no cuentan.
Defensores de la Boca y Once Tigres no se sacaron ventaja en el partido que inicio su camino en el Argentino “C” 2011, por la primera fecha de la Zona 61.
Ante un “Ramón N. Poratti” que se fue poblando de a poco hasta entregar un marco espectacular, Once Tigres salió a comerse la cancha y mostró en una sucesión de toques lo que se presume es su mayor poderío, el ataque y el juego por abajo.
Pero todo se diluyó en apenas 8 minutos, lo que demoró “El Defe” en acomodar las marcas y trabar las intentonas ofensivas que se hilvanaban en los pies de Mauricio López, Vladimir Ascani y Ojeda, a quienes se sumaba escalando por derecha el lateral - volante Diseo, quien en definitiva terminó siendo junto a Ascani de lo mejor del Tigre.
Con esfuerzo y lucha en cada pelota, el conjunto de “Colila” Martini comenzó a afianzarse y elaboró algunas jugadas que, sin crear demasiado peligro, fueron determinantes en el desarrollo del partido, porque pusieron inexplicablemente nerviosos a los experimentados jugadores de Once Tigres.
Así, con imprecisiones crecientes en el conjunto de Santorelli –que vive el partido como un hombre más dentro de la cancha-, y que no obstante sufrió un claro penal no sancionado de Altare ante Montenegro, permitió que el local se agrandara y entendiera mejor el juego, esperando para salir rápido de contra.
Esto se evidenció a los 29 minutos, cuando un desarticulado Once Tigres intentó cruzando de izquierda a derecha, para la escalada de Diseo, que volvió lentamente y desprotegió su sector, por donde se escapó Mena y fue derribado por Celin, en un penal que ahora sí sancionó Guiotto y que el eterno Víctor Pelusso cambió por gol dos minutos después.
En el primer tiempo solo quedó tiempo para un tremendo remate de Oliva que dio en el palo de Facundo Cacho y para un cada vez más acentuado desconcierto de los auriazules.
En el complemento salieron López (un cambio polémico) y San Miguel por Perazzo y Tempesti, pero Once Tigres siguió sin mejorar ante un Defensores que se replegó y afianzó aún más su línea defensiva.
Los minutos transcurrieron sin demasiados sobresaltos hasta que a los 25, desde un ángulo muy difícil, Nino Rodríguez fue bien tapado por Cacho.
A los 30 el partido dio un vuelco fundamental para sellar el resultado: Nicolás Boschiero vio la roja por una dura falta a Ascani. Debió ingresar Bustos por Nino Rodríguez para reforzar la zona defensiva, pero ahora sí los de Santorelli se fueron con todo arriba, aún más con el ingreso de Pablo Maccagnani por Delpino.
Diseo en tres oportunidades, Zamprogna en dos lo tuvieron, pero entre Camiletti y los palos Defensores seguía soñando con el triunfo.
A los 41, sin embargo, falló la defensa de Defensores y el propio Diseo empujó la pelota al gol para poner un empate en el que a la hora de buscar un ganador surgen claramente los merecimientos de Defensores.
Lo tuvo Once Tigres sobre el final con algunas oportunidades más, pero el pitazo final de Guiotto desató simultáneamente algarabía para los locales y replanteos para la visita. Júbilo para David, análisis para Goliat, con la clara imagen de los festejos de un lado y una suerte de cónclave del banco visitante con Santorelli a la cabeza.
“Lo primero es no tener miedo a nadie, por más gigante que sea. Lo segundo es estar convencidos de que tenemos la razón, de que es justo lo que queremos. Lo tercero es saber usar bien el arma que tengamos”, dicen los relatos bíblicos sobre David y Goliat, y eso fue, también, lo que pasó en la cancha: Defensores no tuvo miedo de enfrentar al gigante y supo usar muy bien sus armas.
Faltaron Frisenda y Bendito en el Tigre, eso quizás explique algo, aunque la revelación más clara es la que fijábamos al principio: es fútbol y no hay lógica posible.

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