lunes, 23 de mayo de 2011

SOLO FALTAN 90 Y PICO






Once Tigres se quedó con la primera final por 2 a 1 (Frisenda y Maccagnani) ante Alvear FC en un partido digno de final y con un marco imponente.
Pudo haber sido más amplia la diferencia para el local pero el arco no se abrió lo suficiente – La gran definición se dará el próximo domingo, en General Pico, La Pampa.
No pintaba bien la semana para Once Tigres. La semifinal ante Kimberley de Mar del Plata había dejado “secuelas” importantes antes de la primera final de ayer por el Torneo Argentino “C” 2011. A la lesión de “Mimo” Venditto –quien afortunadamente se recupera y sueña con estar presente en la definición, en la provincia de La Pampa- y la imposibilidad de estar entre los titulares de Emanuel Zamprogna (límite de amarillas), se había sumado sobre el final de la semana una pequeña lesión de Vladimir Ascani que lo excluyó del equipo y los suplentes.
Obligado a buscar alternativas, Santorelli ensayó una formación algo “extraña”, con posiciones poco habituales para algunos futbolistas, aunque ello, sobre el final del cotejo, ni siquiera se notó a la hora de buscar explicaciones para un triunfo justo y merecido del representativo local, en tanto que a la hora de los balances individuales, precisamente, algunos de los puntos altos de un equipo sin desniveles, encontró a los “reposicionados” en una gran tarde, tales los casos de Martín Tempesti, ubicado como lateral derecho y Mariano Delamer, como primer marcador central.
Una vez más, una multitud dijo presente en “El Coqueto”, superando seguramente los números del domingo anterior, después de una jornada climáticamente muy inestable y cambiante y terminó aplaudiendo con merecido reconocimiento a un conjunto que entregó todo, como es su fiel costumbre, para alzarse con una victoria un tanto exigua si se traza un balance general de los 90 minutos.
Once Tigres fue más que Alvear FC, mostrando lo que es su mejor arma a lo largo de este certamen: constituirse primero como un equipo, y luego mostrarse compacto y solidario. Quizás fue lo que le faltó a los pampeanos, que tienen a hombres de gran técnica, pero que no logran articular para llegar con profundidad y sufren demasiado atrás, dando ventajas que los auriazules, por esas cosas del fútbol, no pudieron aprovechar en el momento oportuno para golpear aún más.
Desde el comienzo de las acciones quedó en claro esta lectura, que en definitiva sería la clave del partido, ya que Once Tigres fue junto a buscar la diferencia como lo impone su característica de su juego y la obligación de la localía, mientras que los alvearenses apostaron a sus muy buenas individualidades como Rosiere y Formigo y algún chispazo del “Palomo” Gómez.
Tras algunas llegadas sin demasiada profundidad de los de Santorelli, que comenzaron a evidenciar que la defensa en línea de los visitantes no era la más recomendable para contener a Maccagnani y Montenegro, a los 8 minutos llegaría la primera diferencia a favor de los nuevejulienses.
Leonardo Dizeo, como a lo largo de todo este Argentino “C” 2011, convirtió un intrascendente lateral en un centro que bajó muy bien Maccagnani –otro de los que estuvo en una gran tarde pese a no tener el ritmo de competencia-, dejándole la oportunidad de darle de media distancia a Frisenda.
No lo dudó un instante Carlos, y clavó la pelota abajo, sobre el palo derecho del arquero Alomo, desatando una explosión del estadio y seguramente de miles de sensaciones personales por convertir este primer gol de la final ante el equipo de su niñez.
Alvear no tenía reacción de juego y apostaba todo a los pelotazos de Rosieri, de gran velocidad con la pelota en los pies, pero que se fue diluyendo hasta ser reemplazado en la segunda parte.
Entre los 24 y 41 minutos, Once Tigres mostró su mejor repertorio ofensivo, aprovechando el nerviosismo y las deficiencias de los centrales pampeanos.
Primero Maccagnani peleó y ganó una pelota sobre la línea de fondo, envió el centro atrás y Montenegro fue tapado justo en el momento de darle al arco. Luego, tras otro lateral – centro de Dizeo, Montenegro la bajó de cabeza y Delamer, lanzándose de palomita, fue providencialmente cubierto sobre la línea.Apenas dos minutos más tarde, Bossio le pegó a colocar al segundo palo y se fue cerca; mientras que luego sería Maccagnani quien probara de la misma forma, tras increíble “siesta” del central Bertaina.
La más clara fue otra excelente escapada de Maccagnani por derecha, que dejó solo a Montenegro para definir, pero al 9 le picó mal y se fue por arriba.
Fue el momento no aprovechado en la red por el Tigre y como dice el viejo refrán del fútbol, “los goles que no se hacen, luego se lamentan”.Y sufrió rápidamente el rigor “científico” de esta máxima histórica del fútbol el conjunto nuevejuliense, porque en la jugada siguiente a esta de Montenegro, la hizo toda Rosieri, su disparo dio en Frisenda y le quedó a Formigo para batir a Facundo Cacho.Con injusticia y desazón para el Tigre por el esfuerzo realizado, la superioridad y las opciones desaprovechadas, cayó el telón del primer acto, dándole lugar a un replanteo seguramente “fuerte” entre las cuatro paredes del vestuario ubicado debajo de la platea.
La voz de Santorelli resonó otra vez en el descanso y Once Tigres salió a buscarlo en el complemento con la misma convicción del inicio de las acciones.Tras jugada de Dizeo, sobre 3 minutos, Bossio habilitó muy bien a Montenegro, que desde ángulo muy cerrado le dio al arco, envió el rebote en el arquero hacia el centro del área chica y Maccagnani no tuvo más que empujarla para poner las cosas en el lugar que el mérito marcaba.
Fue con todo de allí en más Once Tigres, con Bossio un poco más abierto por la derecha en la primera parte, pero el apresuramiento y la ansiedad no le dieron la posibilidad de crear situaciones tan claras como en la etapa inicial, más allá de alguna chance en los pies del propio juvenil de Agustín Alvarez y una triple chance, ya sobre 30 minutos, cuando articularon bien Maccagnani y Montenegro, le quedó a San Miguel, achicó bien el meta pampeano, el rebote le quedó a Ojeda para un potente remate de larga distancia que volvió a tapar Alomo y finalmente a Bossio, que otra vez fue tapado por el arquero.
Los visitantes buscaron alternativas con el ingreso de su joya, Morete, que venía arrastrando una larga lesión e ingresó por Canciani y mostró algunos destellos de calidad, poniendo pelotas claras para Gómez, que lo perdió de cabeza.
Tuvo el empate Alvear en un córner que bajó de cabeza Uriaga, quedó solo “El Palomo” Gómez y tomó a a Cacho a contrapierna, pero el uno del Tigre la atrapó con seguridad.
No quedó tiempo para mucho más en ambos, solamente algunos relevos en Once Tigres como los ingresos de López –con la responsabilidad de congelar el partido- por San Miguel; Belloso por Montenegro (sentido luego de otra tarde de malos tratos por parte de la defensa pampeana) y Casas por Ojeda (quien sufrió un fuerte golpe a la altura de la rodilla).Llegó el pitazo final y el desahogo para los muchachos del Tigre, con una nueva y buena victoria y un resultado favorable en un gran partido de sus hombres, pese a los “reacomodamientos” y ausencias obligadas.
Fue una verdadera fiesta dentro y fuera del campo de juego. El público rebalsó el estadio y el espectáculo estuvo a la altura de las circunstancias, con dos protagonistas que siempre fueron a buscar.
Restan solamente 90 minutos y entonces sí la fiesta puede ser completa y la ilusión convertirse en realidad. Si quedaba alguna duda, Once Tigres demostró que es capaz, que tiene sobrados motivos para soñar y que ese sueño no es una utopía particular, sino más bien una realidad muy cercana que toda una ciudad futbolera acompaña.

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