martes, 10 de mayo de 2011
MAS DE MAR DEL PLATA
Otra postal conmovedora
Se percibía desde el comienzo de la semana, o mas bien desde que se supo que el rival sería Kimberley de Mar del Plata, que la expectativa de la gente de Once Tigres y de todos los amantes del fútbol local era mucha, muchísima para el partido de ayer; y esto, naturalmente se tradujo en la presencia de quienes apoyan a los nuevejulienses en la cancha del albiverde, la misma de aquella otra mañana con mucha expectativa del 11 de mayo de 2008, cuando también se llegaba a “La Feliz” invictos y con la fe intacta y después, casi para todos los que estuvieron allí, hubo que cambiarle el apodo a la ciudad elegida por los argentinos para el veraneo.
Ese antecedente triste para las páginas del Tigre en su transitar por el Argentino “C” podría haber jugado en contra para la decisión de los hinchas de recorrer en pocas horas más de mil kilómetros para ir y volver; pero no fue así, si no más bien todo lo contrario. Había sed de revancha y no importó nada. Ni cualquier circunstancia personal o de coyuntura, como los temores que se despertaron en la semana con la escasez de combustible… Allí, en la misma cancha de los malos recuerdos, 300 nuevejulienses desplegaron banderas auriazules, tiraron papelitos y no pararon de alentar a lo largo de los 90 minutos, sin importar el cansancio del viaje o del trabajo semanal.
Una verdadera postal de lo que 9 de Julio ansía el ascenso, de lo que sueña junto a estos muchachos, a este cuerpo técnico y a estos colores.
Lo leyó muy bien Santorelli
En la previa del cotejo ante Kimberley, Omar Santorelli no rehuyó al diálogo con los medios de prensa de nuestra ciudad y cada uno de sus conceptos, de sus expectativas de cara al partido, se cumplió al pie de la letra.
“El Loco” se manifestó emocionado por el acompañamiento que había tenido a lo largo de todo el Argentino “C” y por, anticipado, había agradecido la masiva presencia de los hinchas en Mar del Plata; no se equivocó.
“Tenemos que trabajar mucho en la ansiedad para poder pensar bien el juego. Siempre me preocupa más mi equipo que el rival, pero debemos reconocer que Kimberley es un equipo rápido y peligroso en ataque, con volantes por afuera muy jóvenes.
Nosotros venimos a buscar algo y esperamos llevárnoslo, aunque más allá de todo debemos quedarnos tranquilos de que estos muchachos se están jugando por la ciudad y por su fútbol”.
Lo dijo Omar Santorelli, el DT de Once Tigres casi 24 horas antes del partido. Se cumplió a rajatablas.
TANTOS INVENTOS… TANTOS INVENTOS…
¿Y para cuándo la teletransportación?
Tantos inventos marcan hoy en día la actualidad de nuestro mundo “tecnológico” y sin embargo, más allá de que las comunicaciones han podido acercarnos mucho, que las transmisiones radiales ya no son las que hacían escuchar a Fioravantti con la radio “Capillita” a válvula e Internet nos coloca a todos muy cerca, ¿porqué será que aún no se ha podido desarrollar algo como la “teletransportación” para poder estar donde uno quiere en el momento en que desea?
¿No se hubiesen llenado de guita los inventores de un sistema como este?
Seguramente que sí… con los hinchas de fútbol solamente tendrán más dinero que Bill Gates, o bien, Bill Gates tendría más dinero.
No me diga que Ud., si existiera, no compraría uno y le hubiera sido más que útil, ayer, por ejemplo, para llegar dos minutos antes del inicio del partido entre Kimberley y Once Tigres a la ciudad de Mar del Plata, superando cualquier inconveniente que puedan representar la distancia, las obligaciones laborales, la familia o lo que sea, como para estar “ahí” en el momento en el que el equipo sale a la cancha y volverse apenas suene el pitazo final.
Es que así, desde casa, con la radio pegada a la oreja, se sufre demasiado, demasiado…
Uno puede repetir las “cábalas” de cada domingo – ponerse los auriculares en la oreja inversa, usar la misma ropa, colgarse la camiseta de bufanda y hasta comer girasol escupiendo a los cuatro vientos, como si estuviese en la cancha-, o por más que se vaya a “El Coqueto” y se siente en una tribuna naturalmente desierta, no será obviamente lo mismo que tener la misma fortuna de los que pudieron viajar y estar allí.
Para algunos de nosotros ya es demasiado tarde para comenzar a estudiar y convertirnos en científicos, pero ante semejante sufrimiento digamos que estamos dispuestos a hacer un esfuerzo económico importante para colaborar al desarrollo de esta técnica.
Todo sea para no sufrir otros 90 minutos así… es demasiado…
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