lunes, 9 de mayo de 2011

UN TRIUNFO HISTORICO






Once Tigres venció a Kimberley de Mar del Plata por 1 a 0 (gol de Bossio) en el partido de ida de los cuartos de final. Jugó con autoridad y tranquilidad. Fue superior y está a un paso de la final.

Se había dicho en la semana. Hay partidos que por diversas razones se convierten en “históricos”. Lógicamente lo habían sido, por trascendencia y contexto, las dos visitas anteriores de Once Tigres a la ciudad de Mar del Plata: la de 2001 y la de 2008, ambas con derrotas, las que pese a ello habían alcanzado sin dudas esa calificación.
Cómo, entonces, no adjetivar de la misma manera a este triunfo de los auriazules ante Kimberley de la mañana de ayer, si además de ser trascendente en sí mismo, porque el equipo de pueblo chico llegaba a una de las plazas más importantes del fútbol de la provincia de Buenos Aires siendo punto y terminó siendo banca, y además, como si fuera poco, lo coloca a un pasito de jugar la final del Torneo Argentino “C” 2011, que entrega una doble chance de ascenso a sus protagonistas.
Lo había dicho el DT Omar Santorelli en la semana y en la jornada previa al cotejo de la climáticamente cambiante mañana marplatense (ver aparte). Una de las cuestiones más importantes a resolver por parte de los Tigres era el manejo de la ansiedad y la inteligencia para controlar a un rival de gran explosión ofensiva y buenas variantes de llegada por afuera.
Los jugadores, sin dudas, lo entendieron y lo lograron desde el minuto cero –y mucho antes también, porque tomaron el viaje con total seriedad y responsabilidad, metidos de lleno en el partido- y por que si bien seguramente sintieron “piel de gallina” al ver el acompañamiento de su gente hasta “La Feliz”; cuando comenzó a rodar la pelota, quedó en claro que el objetivo estaba entre ceja y ceja: ganar.
Y lo ganó el Tigre, con autoridad, con inteligencia, con fútbol, con corazón y con garra, para hacer historia y para que nadie “robe la ilusión” de este grupo y de todo el fútbol nuevejuliense.
Desde el inicio de las acciones, el equipo de Santorelli se mostró en la cancha muy decidido, atacando con mucha gente y pensando siempre en el arco rival.
Aprovechando el desconcierto inicial de los locales, a apenas cuatro minutos de juego, Once Tigres generó su primera situación, tras una falta a Bossio. Ojeda –otra vez incansable y marcando el rumbo de la recuperación- envió su centro y Montenegro –figura jugando y metiendo más allá de su función de centrodelantero- lo perdió por poco.
Un minuto más tarde, el propio Ojeda le pegó de media distancia, buscando otras alternativas, mientras el equipo se hacía dueño de las acciones y llevaba a la desesperación a los marplatenses, obligándolos a la falta y haciendo que el árbitro Gadea –de impecable labor e increíblemente criticado por algunos medios marplatenses- mostrara la primera amarilla al volante central Murno.
Recién a los 15 minutos Kimberley logró su primera jugada de riesgo. Fue cuando Zamorano (de gran talento aun que muy intermitente) intentó sorprender con su disparo a un Facundo Cacho que nada podía hacer, aunque el remate se fue apenas desviado.
A cinco minutos de esa instancia, los de Santorelli confirmarían que efectivamente estaban para más. Frisenda –otro punto alto en un equipo de gran rendimiento- salió rápido y habilitando a Montenegro tras un error de Gabutti, lo puso de cara al gol, aunque Daniel estiró la gambeta y estrelló su remate en el palo, tomando el rebote el arquero Moratta.
Once Tigres seguía metiendo y generando fútbol y más aún pudo inquietar a partir de que Ascani se volcara un poco más hacia la derecha, donde encontró más movilidad, pese a que no siempre pudo asistir a Montenegro, no obstante que obligaba a los volantes del albiverde a replegarse.
Los locales reclamaron una falta que pudo haber dejado dudas, aunque no para el árbitro en una marca fuerte de Dizeo sobre Zamorano. Fue el último intento de “El Dragón” antes de finalizar el capítulo inicial, sobre el que presionarían recién en el minuto 45, forzando sendos córners sin mayor peligro.
Reacomodando las piezas en el entretiempo, el conjunto nuevejuliense salió nuevamente decidido en el complemento y Montenegro estrelló otra vez un palo, pero la jugada fue invalida por el árbitro.
Minutos más tarde, los reclamos hacia el hombre de negro pasaron a la parcialidad del Tigre, en una jugada que podría discutirse como penal, aunque quedó rápidamente en el olvido porque la visita se convertía en un vendaval sobre el arco de Moratta.
Sobre 7 minutos Bossio escapó muy bien a la defensa local, que luego se recuperó, aunque dejando en claro que su línea de 3 muy joven invitaba a atacar permanentemente, como lo siguió haciendo el auriazul, hasta que llegó el grito de gol por intermedio de Bossio.
Un “lateral - centro” como los que habitualmente envía desde sus manos Dizeo, se metió en el área, fallaron Gabutti y Servera, peinó Montenegro y el juvenil de Agustín Alvarez la envió a la red para el delirio de los 300 nuevejulienses que viajaron a Mar del Plata y de los miles, que en sus casas, no perdieron detalle del cotejo.
El prolongado grito de “Nacho” estremeció los corazones futboleros de 9 de Julio, sabiéndose que si bien es siempre difícil convertirle al Tigre, más aún resulta cuando tiene una diferencia a favor y la cuida con la pelota y jugando al ataque.
No fue la excepción la instancia de ayer, pese a que los hinchas locales comenzaron a los pocos minutos del gol a arrojar piedras y una de ellas habría impactado a Montenegro, con lo que el match se detuvo por espacio de 5 minutos.
Once Tigres siguió mostrando su autoridad y el único sobresalto se dio a los 18 minutos, cuando Emanuel Zamprogna, cerró hacia adentro y fue anticipado por Cardelino, que sacó un remate que detuvo bien Facundo Cacho.
Luego Delamer ingresó por Bossio para reforzar las marcas, pero Once Tigres jamás se replegó y siguió buscando mayor diferencia. Volvió a estar cerca con un remate de Ojeda que dio en el palo y en una jugada que pareció nuevamente penal de Gabutti ante Montenegro.
El local volvió a cargarse de faltas para frenar al Tigre y vieron la roja Murno (doble amarilla) y Serés (directa), que minutos antes había ingresado por Cardelino.
Freezó el partido el equipo de Santorelli, que encontraría su última chance con Belloso –ingresado por Montenegro (también ingresó Casas por un golpeado Celin)- y pese a hacerla bien, debió haber cedido el balón para Ascani.
Los cinco minutos anexados al tiempo reglamentario fueron para coronar el esfuerzo de jugadores e hinchas, que se hicieron dueños del mediodía marplatense, en un partido que quedará en la memoria de todos los que quieren un fútbol de 9 de Julio más grande.
Así lo entendieron los de adentro de la cancha y los de afuera, quienes vieron llenar sus ojos de lágrimas por partes iguales en un mútuo y emotivo reconocimiento final, sabiendo que la gloria está cada vez más cerca.

No hay comentarios: